El
martes 17 de junio, 94 representantes del colectivo de reflexión y
acción de IUCM #SomosIU,
participaron en un encuentro de debate sobre los resultados de las
elecciones europeas del 25M y la estrategia de intervención política
de IU en el próximo periodo. La reunión partió de un amplio
documento en el que se analizaba lo ocurrido el 25 de mayo y se
avanzaba una propuesta política y programática para Madrid.
Una
consideración previa, que se vio ratificada al término de la
reunión por las personas asistentes: hacía
mucho tiempo que no asistíamos en IU a una reunión en la que el
debate plural concluía con un diagnóstico compartido y una
reivindicación de IU estrechamente vinculada a la viabilidad de su
propuesta política. Una
reunión en la que todas las personas que hicieron uso de la palabra
destacaron el aturdimiento
y el despiste de la dirección federal en la gestión del resultado
electoral.
El
documento presentado parte de varias reflexiones: la singularidad de
las elecciones europeas, lo que no debe obviar las tendencias de voto
registradas; la abstención estructural, que debe preocupar a IU en
tanto que fuerza con vocación de mayoría; y las características de
una campaña que no necesita de grandes estructuras de organización
en todo el país y sí de aprovechar bien las potentes herramientas
de comunicación.
Los
resultados, los ya conocidos: notable varapalo al bipartidismo, del
que no se puede decir que fuera derrotado, pero sí noqueado; opción
fallida del nacionalismo moderado en su coqueteo independentista, que
le ha costado ceder ante el nacionalismo más radical; crecimiento
pero
menos de
UPyD, quizás frenado por la presencia de Ciudadanos; excelente
resultado de una formación de nueva creación como “Podemos”;
notable crecimiento de IU, aunque no haya sido capaz de capitalizar
en mayor medida el hartazgo
de buena parte de la sociedad hacia las políticas de austeridad.
El
resultado de IU guarda relación directa con la
imagen, discurso y estrategia de campaña que
puso en marcha la dirección federal. Puede afirmarse, sin temor a
equivocarse, que el resultado emerge por encima de una mala campaña
(pedíamos el voto a un sector de la sociedad con mensajes
profundamente sectarios) y gracias al esfuerzo de la militancia y el
crédito que todavía atesora nuestra marca corporativa (IU). Es una
maniobra
de distracción
apelar a una u otra política de comunicación, porque en campaña la
opinión que de nosotros tiene la ciudadanía es la que se deriva,
fundamentalmente, del mensaje de sus portavoces a través de los
grandes medios de comunicación, es decir, del coordinador general y
el primer candidato.
Si
desafortunados fueron los mensajes centrales de la campaña, caótica
fue la gestión de los resultados. Se pasó de la convulsión de la
noche electoral (“hay
que coaligarse en todos los sitios con Podemos”) a
la desconfianza y el rechazo tan solo una semana después (“no
compartimos buena parte del discurso de Podemos”). Hemos
asistido a una conducta errática y vacilante en la dirección
federal, atrapada por una agenda política que no elaboraba ella. No
ha sabido situar a IU en el nuevo escenario político y cuando lo ha
intentado ha ofrecido una imagen
antigua, desfasada e insolvente.
Por eso, en la reunión de “SomosIU” se hizo especial hincapié
en la reivindicación de IU como una formación de izquierdas,
participativa y fuertemente comprometida con un proyecto de
transformación social. Una formación abierta al diálogo con la
sociedad y cuanto en ella se mueve, pero siempre con la propuesta
política como herramienta imprescindible para el acuerdo.
Las
cerca de 100
personas
que asistieron al encuentro de “SomosIU” valoraron la reunión,
expresaron su satisfacción con el desarrollo y la eficacia de la
misma y anunciaron su voluntad de asistir a nuevas convocatorias de
reflexión e intervención política en los próximos meses.