miércoles, 18 de junio de 2014

‘Frente a la vacilación de la dirección federal, reivindicar IU’

El martes 17 de junio, 94 representantes del colectivo de reflexión y acción de IUCM #SomosIU, participaron en un encuentro de debate sobre los resultados de las elecciones europeas del 25M y la estrategia de intervención política de IU en el próximo periodo. La reunión partió de un amplio documento en el que se analizaba lo ocurrido el 25 de mayo y se avanzaba una propuesta política y programática para Madrid.

Una consideración previa, que se vio ratificada al término de la reunión por las personas asistentes: hacía mucho tiempo que no asistíamos en IU a una reunión en la que el debate plural concluía con un diagnóstico compartido y una reivindicación de IU estrechamente vinculada a la viabilidad de su propuesta política. Una reunión en la que todas las personas que hicieron uso de la palabra destacaron el aturdimiento y el despiste de la dirección federal en la gestión del resultado electoral.

El documento presentado parte de varias reflexiones: la singularidad de las elecciones europeas, lo que no debe obviar las tendencias de voto registradas; la abstención estructural, que debe preocupar a IU en tanto que fuerza con vocación de mayoría; y las características de una campaña que no necesita de grandes estructuras de organización en todo el país y sí de aprovechar bien las potentes herramientas de comunicación.

Los resultados, los ya conocidos: notable varapalo al bipartidismo, del que no se puede decir que fuera derrotado, pero sí noqueado; opción fallida del nacionalismo moderado en su coqueteo independentista, que le ha costado ceder ante el nacionalismo más radical; crecimiento pero menos de UPyD, quizás frenado por la presencia de Ciudadanos; excelente resultado de una formación de nueva creación como “Podemos”; notable crecimiento de IU, aunque no haya sido capaz de capitalizar en mayor medida el hartazgo de buena parte de la sociedad hacia las políticas de austeridad.

El resultado de IU guarda relación directa con la imagen, discurso y estrategia de campaña que puso en marcha la dirección federal. Puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que el resultado emerge por encima de una mala campaña (pedíamos el voto a un sector de la sociedad con mensajes profundamente sectarios) y gracias al esfuerzo de la militancia y el crédito que todavía atesora nuestra marca corporativa (IU). Es una maniobra de distracción apelar a una u otra política de comunicación, porque en campaña la opinión que de nosotros tiene la ciudadanía es la que se deriva, fundamentalmente, del mensaje de sus portavoces a través de los grandes medios de comunicación, es decir, del coordinador general y el primer candidato.

Si desafortunados fueron los mensajes centrales de la campaña, caótica fue la gestión de los resultados. Se pasó de la convulsión de la noche electoral (“hay que coaligarse en todos los sitios con Podemos”) a la desconfianza y el rechazo tan solo una semana después (“no compartimos buena parte del discurso de Podemos”). Hemos asistido a una conducta errática y vacilante en la dirección federal, atrapada por una agenda política que no elaboraba ella. No ha sabido situar a IU en el nuevo escenario político y cuando lo ha intentado ha ofrecido una imagen antigua, desfasada e insolvente. Por eso, en la reunión de “SomosIU” se hizo especial hincapié en la reivindicación de IU como una formación de izquierdas, participativa y fuertemente comprometida con un proyecto de transformación social. Una formación abierta al diálogo con la sociedad y cuanto en ella se mueve, pero siempre con la propuesta política como herramienta imprescindible para el acuerdo.

Las cerca de 100 personas que asistieron al encuentro de “SomosIU” valoraron la reunión, expresaron su satisfacción con el desarrollo y la eficacia de la misma y anunciaron su voluntad de asistir a nuevas convocatorias de reflexión e intervención política en los próximos meses.



sábado, 7 de junio de 2014

El énfasis de la estupidez

En una entrevista que publicó ayer “Público”, el coordinador general de IU, Cayo Lara señala con el dedo a la Federación de Madrid ante los resultados de las elecciones europeas, porque “algunas personas de la federación miraron con recelo al 15M, y sobre todo, por la presencia de Moral Santín en Bankia. El exconsejero de Rato no es un compañero y todo el que la haga, la pagará en IU”. Con estas pinceladas de analista, Cayo Lara zanja un resultado  consecuencia de una estrategia electoral pensada, diseñada, cocinada, programada y difundida por sus colaboradores/as habituales. Eso sí, que no olvide que, afortunadamente, la marca IU, sigue estado muy por encima de su actual coordinador, y la gente así sabe apreciarlo.

Siempre se tiene la tentación de creer que lo hemos visto o leído todo. Sin embargo la realidad acaba superando a la ficción. El coordinador general de IU  parece no distinguir entre una cereza y una sandía, pero la militancia de esta organización debería estar a salvo de tanto desatino. Este coordinador general que la misma noche de las elecciones apremió a sus federaciones a preparar coaliciones con “Podemos”, en un intento de tapar sus vergüenzas y las de su equipo; que en un ejercicio de clarividencia estadística exhibió una compleja secuencia gráfica en una cartulina que contenía dos columnas para, con pedagogía cartesiana, advertir a quien lo quisiera ver, que IU había pasado de dos a seis eurodiputados; el mismo coordinador que cuando es requerido por un medio de comunicación a dibujar algún perfil de la república que quiere, responde que lo primero es conseguir la república; o el que utiliza categorías tan científicas como “mal compañero” para dirigirse a alguien a quien no conoce, un coordinador de tan brillante plática se ha ganado el cielo, sí el cielo, porque la tierra le viene grande.

No es la primera vez que dedica su florido verbo a la Federación de Madrid. Casi es mejor que nos olvide. Que evangelice otros mundos. Que acuda raudo a dejarnos en paz. Su olfato para analizar resultados electorales está averiado. Quizás esté habilitado para otros menesteres, pero no para los que desempeña en la actualidad. “Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”, nos recuerda el escritor y político francés del Renacimiento, Michel de Montaigne.