No fue
fácil, pero mereció la pena. Hace unos meses, delegaciones de las
distintas candidaturas que se presentaron en la última Asamblea
Regional, iniciaron un diálogo para tratar de superar el conflicto
interno que vivía IUCM. Un diálogo, a veces agitado por
francotiradores, pero en el que empeñaron su palabra personas de
ésta y otras sensibilidades, para que no fuera un mero intercambio
de agravios. El resultado de todo ello, fue la Presidencia de ayer
jueves, 10 de abril, que aprobó una nueva Comisión Ejecutiva de 20
personas, en representación de todo el universo político de la
federación madrileña. O de casi todo.
La
Presidencia debatió y aprobó igualmente, un documento político, en
el que se fundamenta el acuerdo, y cuyo principal valor consiste en
reforzar la presencia de IUCM en el corazón mismo del conflicto
social, pero sin perder de vista el escenario político que se
avecina en el que estamos llamados a jugar un papel decisivo para
derrotar democrática y electoralmente el proyecto conservador y
construir una alternativa progresista de gobierno.
En todo
proceso de reagrupamiento interno para ganar en estabilidad y
capacidad de intervención política en la sociedad, no pueden faltar
los portavoces de la discordia, a medio camino entre la frustración
personal y la ausencia de discurso político. Pero IUCM no puede
quedar atrapada ni un minuto más en el templo de la resignación.
Nos espera la gente ahí fuera, y es nuestra obligación poner a su
disposición una herramienta de combate y de gobierno para elaborar
un programa serio, riguroso y viable, capaz de reconstruir el cuadro
de derechos sociales, laborales y políticos que la derecha se ha
llevado por delante.
IUCM no ha
dejado de trabajar en este último año y medio. Ha impulsado un
potente discurso político, muy pegado a las demandas de la
ciudadanía. Simultáneamente, ha intensificado su iniciativa
institucional y ha trasladado a la Asamblea y a los ayuntamientos
propuestas de solución a los problemas que la gente planteaba en la
calle. Quizás nos ha faltado que ese vínculo de complicidad con la
propuesta política de IUCM funcionara en el Congreso de los
Diputados. Ahora, sin el freno de mano echado -como dice la
declaración política aprobada en la Presidencia de ayer- podremos
avanzar con mayor garantía y determinación, porque “el
que adelante no mira, atrás se queda”.
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